Comunicado de prensa sobre la Estrategia de Resiliencia Hídrica presentada por la Comisión Europea hoy, 4 de junio facilitada de Farm Europe (organización en la que ASAJA es miembro).
BRUSELAS, 4 de junio de 2025 - El 4 de junio, la Comisión Europea presentó su Estrategia de resiliencia hídrica, que persigue un triple objetivo: restaurar y proteger el ciclo del agua; construir una economía inteligente en el uso del agua; y garantizar el acceso a agua limpia y asequible y a servicios de saneamiento para todos.
Esta estrategia constituye una herramienta esencial para proteger los recursos hídricos de la UE y salvaguardar la producción agrícola y la seguridad alimentaria en los próximos años. De hecho, es fundamental reconocer que los agricultores de la UE no se limitan a «consumir agua», sino que producen alimentos de forma sostenible para todos, algo que ya no podrán hacer si no tienen acceso a una cantidad suficiente de agua de buena calidad.
Hoy en día, es evidente que necesitamos producir más a nivel de la UE para responder a la creciente demanda mundial e interna, no solo con fines alimentarios, sino también para mejorar la bioeconomía europea mediante el suministro de biomasa agrícola. En particular, Farm Europe estima que para alcanzar los objetivos climáticos de la UE para 2030 será necesario aumentar la producción agrícola en un 13 %, porcentaje que deberá elevarse al 25 % para 2050.
Si bien la estrategia da prioridad acertadamente a la reducción del consumo de agua, la mejora de la eficiencia y la protección de la calidad del agua, carece de un énfasis equilibrado en la concesión de un apoyo concreto a la producción agrícola y la seguridad alimentaria en el contexto del cambio climático y las inversiones necesarias para la mitigación y la adaptación.
En resumen, la estrategia carece de un enfoque y de propuestas concretas sobre el uso del agua en todos los sectores. La Comisión trata las infraestructuras de almacenamiento de agua con demasiada cautela en un momento en el que necesitamos garantizar el acceso al agua y anticiparnos mejor a las condiciones climáticas extremas. Hace hincapié en la necesidad de dar prioridad a las soluciones basadas en la naturaleza y solo apoya de forma condicional los embalses artificiales, afirmando que estos proyectos requieren «una atención especial y una planificación y coordinación cuidadosas, ya que muchos sectores económicos necesitan un suministro estable de agua y a menudo tienen necesidades diferentes a lo largo del año».
La Comisión pide que se realice una evaluación exhaustiva del impacto ambiental antes de construir nuevas presas y embalses. Esta postura cautelosa denota una reticencia a comprometerse con la magnitud de la inversión necesaria para ofrecer visibilidad y estabilidad a los agricultores en unas condiciones medioambientales cada vez más volátiles. Es fundamental señalar que no se mencionan los próximos proyectos financiados por la UE para el almacenamiento de agua destinados a reforzar la disponibilidad de este recurso para los agricultores.
Por el contrario, un plan de inversión a escala de la UE para el almacenamiento de agua evitaría ejercer una presión adicional sobre el presupuesto de la PAC, ya reducido en un 54 % en el período 2021-2027 debido a la inflación, la disociación de las inversiones en infraestructuras de los fondos de la PAC y los planes estratégicos nacionales.
El principio de «eficiencia hídrica primero» sustenta gran parte del enfoque de la Comisión, que establece un objetivo no vinculante a escala de la UE de mejorar la eficiencia hídrica en al menos un 10 % para 2030, lo que en realidad implica un objetivo de reducción de la extracción de agua. Sin embargo, a pesar de las peticiones del Parlamento Europeo, no incluye ningún objetivo específico por sector para garantizar que las reducciones se distribuyan de manera justa y viable entre las industrias. Si bien es fundamental mejorar la eficiencia de la gestión del agua en todos los Estados miembros, los agricultores necesitan un acceso fiable al agua para mantener los rendimientos y satisfacer la creciente demanda de biomasa de la UE.
En cuanto a la mejora de la gestión del agua, en su comunicación, la Comisión exhorta a los Estados miembros a aprovechar al máximo las prácticas agrícolas resilientes al agua. Acogemos con satisfacción esta perspectiva, pero hacemos hincapié en que todos los agricultores deben estar en condiciones de hacerlo: Es necesario acelerar la autorización de nuevas técnicas genómicas (NTG), ya que varias variedades de cultivos prometedoras están casi listas y podrían ofrecer mayores rendimientos con menos insumos y necesidades de agua. Además, deben incentivarse y recompensarse la agricultura de precisión y digital, la gestión del estiércol y la circularidad de los nutrientes derivados de la producción ganadera sostenible.
En cuanto a la financiación, la Comisión esboza herramientas prometedoras, como el Programa del Agua del BEI y el Acelerador de Inversiones en Resiliencia Hídrica. Sin embargo, aún no está claro cómo se traducirán en beneficios tangibles para la agricultura. Sin una financiación específica para las infraestructuras hídricas y la adaptación al clima a nivel de las explotaciones agrícolas, la estrategia corre el riesgo de dejar a los agricultores sin la preparación y el apoyo necesarios.
En resumen, la estrategia ofrece un discurso medioambiental sólido, pero no ofrece las medidas prácticas necesarias para garantizar la soberanía y la productividad agrícolas de Europa en un clima cambiante.